Faith | Page 8

En 1993 les dije a mis padres que era gay . Este anuncio produjo una ruptura enorme en nuestra familia , por decirlo suavemente . A la larga , todo esto se convirtió en un catalizador que nos condujo a todos — uno por uno — a los pies del Señor . En aquel tiempo , mi madre — que no era creyente — me rechazó . Y al contrario de los estereotipos que hay , después de llegar a ser cristiana sabía que no podía hacer otra cosa que amar a su hijo gay del mismo modo que Dios la amaba a ella .

Sin embargo , ya sin secretos , me sentí sin impedimento para vivir de lleno « mi identidad ». Esta nueva libertad me impulsó rápidamente por una senda de autodestrucción que incluía promiscuidad y uso de drogas . Por cierto , no todos los homosexuales siguen esa misma ruta descendente , pero en mi caso así fue mi realidad . Acabé siendo expulsado de la escuela de odontología en Louisville , me mudé a Atlanta y me convertí en proveedor de drogas para vendedores en más de 12 estados del país .
Durante ese tiempo , Dios trabajó con su gracia en la vida de mis padres y los condujo hacia la fe en Cristo para salvación . Mi madre comenzó a orar por mí con una petición muy audaz : « Señor , haz lo que sea necesario hacer para traer a este hijo pródigo hacia ti ». Ella no pedía en primera instancia que yo regresara a casa en Chicago o que abandonara mi conducta rebelde . Su petición principal era que Dios me atrajera hacia sí y que yo cayera en sus brazos amorosos como su hijo , adoptado y comprado por la sangre del Cordero .
A lo largo de mi peregrinar , de ser un homosexual agnóstico hasta convertirme en un profesor evangélico de Biblia , me he dado cuenta de que las diferencias en las respuestas de la gente hacia alguien que tiene atracción hacia el mismo sexo se basan en el significado . Desde la antigüedad la humanidad ha estado buscando el significado . Y a partir de ahí fluyen las acciones .
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